Duendes del Conurbano

Él lo sabe pero no se le ocurre cómo decírselo. Ella hace tanto que lo sabe, que ya se lo olvidó. Ellos lo saben, como saben tantas otras cosas y no les importa. Y las miradas van encontrándose y diciendo. Ella recibe las miradas agradecida y se hace la indiferente; y él, aportando su cuota de cordura, dice con los ojos lo que un matón diría con balas. Ellos miran de vuelta, ya con menos fantasía. Y el también la mira a ella, diciendo por fin:
-Dale ma, vamo.
Dibujo: Freddy Fernandez
Texto: Ale Raymond

Esto pertenece a un libro que busca editarse próximamente.

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