tentempié tres

Era como un gris. Pero no el gris del cielo de todos los días, era como de ceniza. Una luz color ceniza y con forma de cono. Javier pensó que no debía ser tan extraño, porque a ninguno de los que caminaban alrededor suyo parecía importarle esa luz tan nítida en pleno centro y a las 10 de la mañana.
Javier no conocía mucho la ciudad y decidió no caminar por ahí con "prejuicios y moralinas de provincia". -Voy a caminar por las calles de Buenos Aires como Rosendo Juarez, como Sherlock Time- se dijo a sí mismo. Y nada de andar mirando las cosas como raras. Entonces nada de sorpresa con esa luz. -Y qué carajo es lo que baja ahora.
Un disco plano de luz más brillante descendía a una velocidad regular por el cono de luz. Era como el piso de un ascensor, pero no era sólido. O por lo menos no parecía sólido. Sin embargo, Javier pudo pararse sin problemas sobre esa plataforma. Y no tuvo problemas, la plataforma, en subir 70 kilos de javier hasta la cumbre del cono gris. Javier miraba, faltando a su promesa por un segundo, cómo ninguno de sus compañeros matutinos de la calle lo miraba.
-Esto es de lo más normal- resolvió. -espero que termine rápido así llego a tiempo para almorzar.
La plataforma tardó apenas treinta segundos en llegar a la cima y allí se detuvo, silenciosa. En ningún momento Javier sintió nervios. Ni siquiera cuando la plataforma se inclinó un poquito a la derecha. No sintió nervios cuando ésta se desprendió del cono de luz ceniza y empezó a flotar en diagonal hacia arriba, temblando apenas. Javier no se puso nervioso cuando tuvo que hacer equilibrio para no caerse en el momento en que la plataforma de luz blanca aumentó bruscamente la velocidad. Él descrubrió sin miedo la nave redonda que flotaba allí en lo alto y antes no había visto. Enfrentó sin temblar el interior de esa nave y recibió sin esperarlos tres impactos que lo dejaron tirado, sobre ese hangar azul metálico, sin vida. Quizas Javier, de saber de dónde provenía, se hubiera sorprendido un poco de aquel cono de luz color ceniza que parecía sólido en pleno centro. Quizás sí le temió y le pareció raro.

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