Ramón Ayala y el milagro de la vida

(hola, aquí ale desde san marcos sierras, acá público la versión larga de la entrevista que le hice al gran ramón ayala y que salió publicada en MU - www.lavaca.org )

Estamos en un planeta que gira a 29,5 km por segundo alrededor del sol donde hay selvas, insectos, montañas, mares, ríos, abejas, tucanes, ciudades y barcos. Estamos aquí y por nuestra sangre corre la sangre de cien abuelos, maestros, antepasados. Estamos aquí, somos seres humanos únicos e irrepetibles y estamos conectados con la tierra.

En este universo, en este planeta, en este país, en una provincia llamada Misiones, nació uno de todos estos seres humanos, y ese es Ramón Ayala. Músico, pintor, filósofo y amante de la vida, Ramón dice en su poema canción Testimonial: Soy nada más que un granito de arena, soy nada más que una ola en el mar, soy solamente una hoja caída del árbol de la eternidad.

Y es que más allá de ser una leyenda viva del folclore, de ser autor de temas como Posadeña linda, El jangadero y El cosechero, más allá de ser uno de los compositores más cantados en la Argentina y que sus temas suenen en todas las peñas y hayan sido traducidos al japonés y al fines y hasta los haya tocado el Che Guevara en Sierra Maestra, estás son sólo circunstancias de la vida de una persona inquieta y original. Y la vida, como explica Ramón, es el único y verdadero milagro que hay que saber apreciar.

En el hombre esta todo, la filosofía, el color, la vida, la pintura, la gracia. Dentro de su imperfección, el hombre es la entidad perfecta de la naturaleza; por eso tiene el deber de buscarse. Todo habita dentro de uno.

El ser humano es un dios que anda en el paisaje, el ser humano no se da cuenta de lo que es, si no seria mejor. Vos no podes descender a la altura del mosquito cuando sos un gigante, con respeto del mosquito, que es una maravilla.

Pero todo esto Ramón no lo dice así nomás, esto que él piensa, que él proyecta, lo vive en cada uno de sus actos y se ve, tanto en como besa a su mujer como en los cuadros coloridos y de gran formato que anda pintando y que ya cuentan con numerosas muestras. También se siente en su música, ejecutando con una guitarra de diez cuerdas el Gualambao, un ritmo inventado por él y único en Latinoamérica compuesto en 12/8, e imponiendo su voz, vital, fuerte, aquella que ha estado buscando por casi treinta años.

Uno quiere hacer las cosas bien, yo quiero que mi voz sea sonora, cálida, potente y aceptable. No estaba conforme con mi voz y por eso no grababa.

Y es por eso, que aunque sus temas hayan sido y sean cantados por muchísimos folcloristas, desde Mercedes Sosa hasta Liliana Herrero, de Ramón Ayala, también conocido como El Mensú, solamente se puedan conseguir tres discos: La vuelta del Mensú, de 1977, De la selva y el rio, del 2005, y Testimonial, del 2008. En el ínterin hubo silencio, cuadros, viajes, literatura, algunos conciertos y una gran búsqueda personal.

El mejor disco va a salir ahora, creo que mi voz se esta aproximando a lo que a mi me gusta, me fui reconstruyendo por dentro.

Yo creo que uno tiene que describirse a si mismo, porque uno es la síntesis de todo, es parte de ese cuerpo extraordinario que es la humanidad. Entonces, describiéndote a vos con amor, con sabiduría, con trabajo, estas describiendo el mundo. Vos sos parte, sos una prolongación de cientos de miles de seres, somos parte del infinito. Imaginate el misterio que es cada instante de nuestra vida, el asombro, y vos sos el protagonista. Hay un ser astral quemando millones de vatios para que vos puedas salir afuera a tomar el sol. Cada uno es dueño de su vida y de su muerte, de su sabiduría y de su ignorancia. Nosotros somos un misterio y no nos damos cuenta, creemos que tenemos derecho a andar matando pájaros, a andar matando tipos, y no nos damos cuenta de la gran responsabilidad que tenemos como parte de este cosmos.

Estamos en un tiempo lanzado, los poderes económicos que cambian la mentalidad de los pueblos te hacen olvidar de tus propias cosas. Nosotros no podemos perder el tiempo en andar balbuceando cosas y transitando viejos caminos, tenemos que ir directo a la cuestión y decir: si yo soy la luz, si soy el pensamiento, la creación, si soy el hombre, porque debo vivir una masa informe en donde se oculta de pronto el acecho y la traición. Porque debo dejar yo la noble visión de amar mi tierra con el alma y adaptar otras visiones. Yo tengo que ser esto, soy un hombre parido por la tierra, único en mi especie, debo ejercer el amor, el respeto, la vida.


Ramón Ayala, el vividor

Entonces, si un ser humano tiene el deber de ejercer la vida, y ese ser humano es Ramón Ayala, esas vidas son diez e incluyen, además de su vida como pintor y su vida como músico, una vida de escritor, con cinco libros escritos y próximos a ser publicados: La mente, Poemas para curar el alma, Confesiones a partir de una casa asombrada, donde cuenta sus diez años de experiencias viajando por África y Medio Oriente, y el libro que está terminando de escribir ahora, luego de diez años de trabajo: La historia de la abuela o la guerra grande, un poema épico en decimas asonantes que cuentan los detalles del vientre de la guerra del Paraguay, los detalles que se le escapan a los historiadores pero que retratan la mente del hombre y la mujer que viven la guerra.

Para contar estas historias, Ayala utiliza ese lenguaje enumerador y vistoso que el fue armando, y así lo explica:

Repetir siempre las mismas palabras no te ayuda a encontrar lo que queres decir, quizás lo que estas diciendo no esta a la altura de tu pensamiento. Hay que esforzarse por encontrar la palabra justa de lo que queres expresar para poder acceder a la luz de la conversación y llegar al descubrimiento de cada palabra. Yo soy un autodidacta, creo que todo en mí es original, a mí me molesta aquel regreso permanente a caminos cansados. Si tenemos una paleta donde están todos los colores, porque vamos a usar siempre los mismos. Por eso me tomo estas dificultades, que a veces te obligan a abrir la mente hacia otro espacio para poder subsanar esa muralla. El poeta popular es necesariamente un hijo del asombro, y tiene la obligación de transmitir esas maravillas, esos misterios.

Entonces, a Ramón Ayala, a este artista de la música popular desconocido por el público masivo, le pregunto ingenuamente donde esta esa diferencia. ¿Qué es popular y qué es masivo? ¿Salir en la tele con Tinelli o estar en la memoria inconsciente del pueblo?

Todo es una cuestión de educación. No puede ser que en el mismo pueblo haya gente que haya encontrado una verdad verdadera y una verdad falsa. En el mismo pueblo, en el mismo cuerpo del pueblo, hay gente que tiene la capacidad de buscarse a si mismo, de huir un poco de esa repetición, encontrar un poco de originalidad, por lo menos un rato de su propia persona. Aquellos que no logran salir de la pavada nunca van a saber quienes son, y eso es muy triste. No le han enseñado en los comienzos de su propia vida que él es parte de la tierra, y que por sus venas transita el hierro, el fosforo, el tungsteno, el manganeso, el silicio, el potasio, el calcio y todos elementos que componen nuestro cuerpo y que son una piedra modelada en manos del paisaje. Partiendo de ahí es llegar al asombro y al respeto de uno mismo, por la entidad que uno es y por el entorno en que uno anda. El pobre tipo que va a pisar una abeja, una abeja que va a libar la esencia de una flor para darte la miel y que la miel es energía, parte de la creación y es el ímpetu y es la vida. Si vos vas a matar al que te da de vivir sos un pobre individuo. Ese estado de inconsciencia es un estado fruto de la ignorancia, eso deberían enseñar en el colegio, tanto como la matemática, la geografía y la historia. Quien es el hombre parado con su sombra en el paisaje. Para que nazca cualquiera de nosotros han muerto miles de espermatozoides, y no nos damos cuenta de la magia de todo esto. El hecho de estar vivo debería llevarnos al asombro; yo no me explico como hay seres que pueden llegar a estar tan desfasados. Uno no puede entrar al templo de la vida como un caballo loco en un bazar, todo es una maravilla, todo lo que vemos es único e irrepetible, y uno no puede ser un pobre infeliz que no ve nada. Nosotros, los poetas, que creemos ver algo, tenemos el deber de comunicarlo. Este momento es irrepetible, esta es la vida y no debemos dejarla escapar. Mañana es tarde. Estamos en la antesala de la felicidad, si sabemos comprenderla. El que esta vivo es aquel que ejerce la vida, no es el que duda, no el que existe, sino el que se ha dado cuenta de la magia de su propio ser. No hay que ser un turista de la vida, hay que ser un protagonista con consciencia. Cuando vos llegas a darte cuenta de eso, te sentís un gigante. Por esto, también, el hombre es el ser mas irresponsable que hay, lo tienen todo y andan buscando no sé que cosa. Yo, con mi pequeña luciérnaga, siento que tenemos la responsabilidad de transmitir este asombro.

Y asombro hay, en sus palabras, en su persona, en su obra y en su mirada. Asombro de saber que además de todo lo que existe en este universo, hay una persona con ganas de contárselo a sus hermanos. Se hace llamar Ramón Ayala.



Ramón Ayala según Marcos López


Por las venas de Ramón corre la estirpe del gauchaje profundo más autóctono y también hay algo de Walt Whitman reencarnado en un "Dandy Fifty Pop" tomando un Martini en la sofisticada y setentosa confitería Rond Point, la que está frente al edificio de ATC.

Ésta es la mirada de Marcos López, fotógrafo santafesino inventor del pop latino. Ramón Ayala, por su parte, es el protagonista excluyente de su nuevo proyecto. A sus ojos, Ayala es icono del sub-realismo criollo, porque si todo en él es original, es a la vez exhuberante y grandioso. Es el gaucho cósmico y elegante caminando sobre las aguas del Río Paraná.

Así lo imagina López:

Ramón, es el objetivo y también la excusa que nos permite mostrar la textura emocional de un país, de un continente. La textura del mantel de hule. La reina de la fiesta del algodón vestida de gala en el Club Social de Resistencia y los recolectores de algodón bajo el sol ardiente del Chaco boreal. La piedra y el camino, como decía Yupanqui.

(..)

Hace tiempo que tenía ganas de hacer "una película". Después de dar vueltas con excusas y postergaciones durante más de un año, un día conseguí su teléfono, lo llamé, le comenté muy superficialmente la idea, me dió la dirección y por suerte vivía a pocas cuadras de mi casa, en San Telmo. Al otro día fuimos directamente a tocarle el timbre con un camarógrafo y un sonidista.

Estamos siguiendo a Ramón por todos lados. Tiene una energía, un optimismo y un buen humor envidiable. No le gusta decir su edad. Nunca lo escuché hablar mal de nadie. Hemos compartido un cuarto de dos por tres en el medio de la selva misionera, en una casita de madera, y en mis naturales insomnios hablamos de algunos miedos en común, de algunos porqués y para ques de la cuestión de vivir y la obsesión de tratar de dejar alguna huella en el camino. Me cuenta los mismos chistes muchas veces. Inventa sus propias escenas para esta película...

Y está película, el documental "Entre la selva y el río" se va construyendo de a poco, se firman escenas en festivales, trenes, bares, ferias y museos, aparece Dalila, Gardel, el doble de Maradona, Maria Teresa, la mujer y musa de Ayala, y todo lo que pueda surgir en la ruta de la magia y el gualambao. Marcos López dice que está próximo a estrenarse pero que el guión se va transformando solito, como si estuviera vivo. En www.poplatino.com/ramonayala se pueden ver fotos, bocetos y un adelanto de tres minutos.


Poema: El matador del tiempo


Y tu estas sentado frente a la vida

queriendo matar el tiempo.

Este planeta se mueve alrededor del sol,

la sangre de cien abuelos

se juntaron a través de los siglos para construirte,

miles de átomos podrías desatar con solo mover un dedo

y tu estas sentado frente a la vida

queriendo matar el tiempo.

Por un camino de añares, el viejo tiempo encorvado

va recogiendo toda la vida que tu vas tirando,

este planeta se mueve alrededor del sol

y tu estas sentado frente a la vida

queriendo matar el tiempo.




3 comentarios:

alguien dijo...

ale, gracias.
ramon, gigante de verdad.
marcos, siempre inesperadamente hermoso.

Unknown dijo...

ale, soy shushett. hay ciclos hay algo en el pacha?

Revista Pipí Cucú dijo...

hola shushett, tanto tiempo. yo ando viviendo en cba, pero si, en el pacha hay de todo. los jueves comedor de poetas para ir a leer cuando te pinte.
beso grande
ale