Tito Azúcar y el Cordobazo

texto leído el sábado en la Asamblea de Flores, por Luli a Secas y Seba Bruzzese, creo:


Luli: Quizás algunos recuerden, quizás otros no

Seba: quizás algunos imaginen, tal vez otros sólo sueñen

Luli: y seguramente la mayoría desconozca la historia

Seba: la verdadera historia de Tito Azúcar, el verdadero libertador de América

Luli: en encuentros anteriores hemos contado de los particulares sucesos que impulsaron su nacimiento

Seba: (en voz baja, Luli sigue) casi que salió solito

Luli: allá por el burdel Azúcar, en el puerto de Bahía Negra, justo donde los hombres dividen la tierra en Paraguay, Bolivia y Brasil.

Seba: en encuentros interiores hemos contado de sus multiples mágicos cumpleaños, de sus viajes en el tiempo a través de la savia de los árboles, de sus encuentros con Bolivar y San Martin, de sus besos con Tita Merello, de su silencio, y de la mística secreta que lo ha llevado, en las sombras, a estar presente en cada una de las reuniones que construyeron la alegre rebeldía de este continente.

Luli: Por eso, nadie se sorprendió, cuando aquel 29 de mayo de 1969, en medio de una Córdoba latente e incendiaria, en medio de la huelga cuya represion encendería la mecha del Cordobazo, Tito se hizo presente con su acordeón y, cosa rara en él, fue el centro de atención acompañando chistes pícaros con chamamé para entretener y envalentonar a los obreros.

Seba: Después, cuando la lucha fue lucha del cuerpo , Tito vio morir a Máximo Mena, tiró piedras, sufrió y, con lágrimas en los ojos, estuvo junto a Agustín Tosco, para decirle:

"las victorias más importantes y valiosas

son las que se obtienen

sobre las propias debilidades"

Luli: Después, según las muchachas y los muchachos del frente, desapareció durante varias horas.

Sebas: Después, según las muchachas y las otras muchachas de la retaguardia, y sí, acompañado de buenos muchachos, se lo vió perderse en el burdel más cercano. Quizás allí haya encontrado las piernas de una mujer

Luli: O los brazos de una madre

Seba: O las dos cosas.

Luli: La cuestión es que hacer el amor es compartir, alimentar es soñar, acompañar es construir, sumarse al camino es liberar y ser es luchar

Seba: Por eso, cuando ya se lo empezaba a extrañar, Tito y sus amigas y sus amigos, aparecieron entre los estudiantes, obreros y vecinos, empuñando ollas y ollas de ñoquis caseros inolvidables, ñoquis de papa y espinaca que ni San Pantaleon hubiera imaginado, ñoquis llenos de rebeldía, ñoquis que no necesitaban el dinero abajo del plato para multiplicarse, ñoquis que llenaron de fuerza la panza alegre para que la luche continúe.

Luli: Y más tarde, cuando los más rápidos fumaban su cigarro digestivo y los más lentos pasaban el pan por la salcita, todos miraron a Tito esperando alguna palabra de aliento, alguna de sus secretas enseñanzas, pero él, feliz por la fiesta histórica que se estaba viviendo y queriendo alentar los corazones verdaderos, cerró los ojos y con un suspiro lento, le pidió a sus amigas que cantaran y bailaran un cancion para el futuro.


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