Y un buen dia Pipí Cucú




Primero surge alguna idea, después la idea empieza a dar
vueltas y a juntarse con otras hasta que llega el momento de compartir, de convivir con
los matices, los colores y las miradas.
En la década del setenta, el santo patrono Carlos Monzón,
boxeador duro y campeón mundial, fue hasta Francia a mostrar los puños, pero se
encontró con que además tenia que dar un discurso. Él, que siempre había sabido defenderse
muy bien, ahora estaba contra las cuerdas del lenguaje, frente a un auditorio
distinguido en ese país tan extraño. Le dieron un premio y él quiso agradecer, había
entrenado tranquilo el famoso Merci beaucoup, mersí-bocú, pero en la cancha se ven
los pingos, y a la hora del micrófono repitió muy nervioso: pipí cucú, pipí cucú para
todos. Luego de un silencio incómodo, estallo la risa entre todos los presentes. Había
nacido esta nueva palabra, que luego su amigo Alberto Olmedo populizaría dándole un
nuevo significado: exquisito, espléndido, hermoso, sin nada de más ni de menos.
Así que sean todos bienvenidos, corran los juncos y asómense.
Siempre estamos invitados a escuchar la naturaleza; a veces nos mareamos y nos
faltan lugares para juntarnos, pero de a poco la vida nos va gustando más, las nubes
y el sol juegan a las escondidas, y nosotros simplemente queremos hacer una revista
para compartir estos proyectos con más gente. Pasen y háganla suya.

arte: Kalil Llamazares

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